viernes, 29 de julio de 2011

COBARDE QUIEN CEDA

Mi Iniciativa también fue la Nacional

Carmen M. Padial para TdE/A menudo me preguntan qué fue lo que me hizo dar un paso hacia la disidencia. Lo que siempre me viene a la cabeza -de inmediato- es lo que menos me suelo encontrar en la disidencia, por desgracia.

Lo que verdaderamente me hizo cambiarme todos los planteamientos ideológicos en mi vida, fueron los Valores y los Principios que supuestamente abundaban a este lado de las ideas. Y la verdad, es que estaba tremendamente equivocada, apenas los hay, apenas hay quien respete la palabra Honor, apenas hay quien de honra a las ideas, apenas queda rastro de esa palabra en la mayoría de los que te cruzas.

Sé que para muchos de los que lean esto, esa palabra se conjuga en pasado, ya no existe. Es quizá, un fósil en la memoria de algún lector de narrativa épica, o de aquello que se habla en algunas películas “de las de antes”. Sé que para algunos hablar de esto sea cursi, como algún descastado ha considerado algunos de los temas de los que hablo a veces. Algunos parias de esos Valores y principios, consideran que hablar de honor no vende, no es rentable políticamente, con el honor no se ganan elecciones ¡y tienen toda la razón! Los que ganan las elecciones nunca han sabido lo que es el honor, no han saboreado el poder mirar de frente a los ojos de cualquiera sin tener que apartar la mirada en ningún momento, es poder visitar la tumba de tus seres queridos sin nada en la conciencia que te haga ruborizarte, porque ellos si pueden ver más allá de tus caretas. Es algo que está por encima de la palabra, son cosas inexplicables, y que si, no da votos, no sirve para nada en esta sociedad, pero… ¡es que yo no quiero esta sociedad! Para empezar, el sentimiento de comunidad ha desaparecido ¿cómo pueden llamar sociedad a un conjunto de individuos carroñeros, falaces y trepas? Toda esa basura de la sociedad actual, se ha instaurado en donde debía de haber Valores y Principios.

Los que en casa hemos sido criados en esa fortaleza de valores europeos, españoles, echamos tanto en falta el cruzarnos con gente que sepa apreciar y conducirse con esos Principios que se nos inculcaron desde la cuna, que a menudo nos sentimos fuera de lugar, en un tiempo maldito, en una especie de destierro de lo que nos es amado.

Mi compañero Jorge Garrido habla de ““firmar” pactos sin papel escrito”, y es que ahí está el honor sin verbo, es la acción, es la confianza y la certeza de que con quien tratas es un igual, es alguien que aun lucha por algo superior, no sólo por las ideas de los hombres, que al fin y al cabo son imperfectas tal y como lo somos nosotros, no, hay algo superior, lo que hace que estemos más cerca de lo que llamamos divino, es lo que hace al hombre HOMBRE y a la mujer MUJER, es lo que nos hizo dejar de ser meras bestias. Y eso es lo que nos une a los que formamos la Disidencia.

Es el porte del caballero de España, es la mano que aprieta la de otro con firmeza mientras unos ojos las sellan, es la mirada de una madre que sentencia orgullosa lo que has hecho, es el “sí” y el “no” de la conciencia, no hay medianías, no hay trampas, no hay estrategias. Ya sé que la conciencia no da de comer, pero sí que te permite dormir y no sé si tendrá que ver, pero cada día hay mayor indicie de insomnio en la población.

A mí, como al compañero Garrido, se me educó con el sello del apretón de manos, se me educó en el uso de unos Valores, que como no encontraba en otro sitio, por fortuna, en esa búsqueda llegué hasta aquí, y desde aquí seguiré luchando porque esos Valores primen sobre todo los demás en mi vida, aunque buscándolos pierda guerras que el oponente hace sucias, aunque usando los Valores, para los zafios, me queden costados a la vista donde hundir la daga, aunque luchando por ellos mi “discurso” sea sectario, elitista, cultureta y no sé qué gilipolleces más, curioso que siempre lo digan los que perdieron -hasta la vergüenza- hace tiempo.

Para basura ya había encontrado un buen estercolero, yo vine aquí a luchar por un socialismo limpio sin clasismos; por un verdadero espíritu de comunidad, no de comuna; por la libertad de los pueblos, no por la mezcolanza y desaparición de todos ellos. Quise luchar contra la barbarie del imperialismo, no para cohabitar y serle un perro fiel a los gestores de todas las guerras y barbaries que pueblan la tierra; no vine aquí para ser el tonto útil del capitalismo, favoreciendo con mis “luchas” la fortaleza del sistema contra el que deseaba luchar. Yo no vine aquí para luchar junto a descastados, por eso estoy donde estoy, con mi gente, con otros que ven el honor necesario, esos últimos caballeros que luchan por seguir siéndolo a pesar de nadar contra corriente en un rio lleno de pirañas y sanguijuelas.

Y no soltaré la bibianada esa de “caballeras”, porque la mujer que esté aquí, debe conducirse con los mismos Valores y Principios que cualquier caballero, que si ahora hay sitio para nosotras en la misma trinchera es para luchar codo con codo, no con almohadones o sillas bien situadas y recubiertas.

Mi Iniciativa también fue la Nacional, fue la Iniciativa de luchar por los Valores y Principios que enarbolan mis padres; mi pueblo (el de verdad); mi espíritu cristiano por educación y tradición, y pagano por devoción; por mi patria madre, y por mi abuela Europa.

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