lunes, 27 de diciembre de 2010

MISIÓN ANTICONSUMISMO CUMPLIDA




Ciertamente, una Navidad que no ponga a Jesucristo en su centro, como razón y sentido de nuestra existencia, se reduce a un carnaval al servicio del consumismo. Tenemos que abrir los ojos para comprender que a la estrategia consumista, no le interesa nuestra felicidad, por la sencilla razón de que la gente feliz consume menos. Como decía Fréderic Beigbeder: “La insatisfacción es el alma verdadera del comercio”. Recuerdo un diálogo de la película “Comprométete (Casomai)”, en el que una de las protagonistas afirmaba: «He llegado a pensar que la infelicidad es el auténtico motor del beneficio económico. Dos que se separan dan trabajo a abogados y jueces, multiplican por dos el número de casas y de coches, multiplican el consumo. Cuando yo me he sentido infeliz, he ido a comprarme un vestido rojo». Algo de esto parecía entender Santa Teresa de Jesús, cuando escribía sus conocidos versos: “Quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta”.

José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián